sábado, 25 de septiembre de 2010

La lógica del concepto de pedagogía.



La abundante bibliografía pedagógica que se publica anualmente, por medios editoriales en
soporte de papel o electrónicos, da cuenta de que lo pedagógico es, de alguna manera, algo relativo a la
enseñanza: la justificación de los contenidos de la enseñanza; la planificación de la enseñanza; el control de los procedimientos de enseñanza; el aprovechamiento de las condiciones (psicológicas, cognitivas,
linguísticas, sociológicas, etc.) que afectan a los sujetos que interactúan en la enseñanza. No hay escrito pedagógico que no se deje clasificar en uno de estos rubros o en varios de ellos. En este sentido, lo designado con el término pedagogía no es la enseñanza, sino un saber sobre la enseñanza. Pedagogía es, pues, un saber; de hecho, cualquier caracterización de la pedagogía como una disciplina con identidad propia, incluso en relación con sus orígenes históricos (Ríos, 2005; Quiceno, 1998) la suponen, por principio, como un saber. Un saber tiene, entre sus condiciones, una lógica, es decir, una forma de organizar su propia coherencia. ¿Cuál es la lógica de este saber? Barruntar la respuesta a esta pregunta es el objetivo principal de este escrito.
Controlar, justificar, planificar y aprovechar son los puntos de referencia del saber pedagógico. Se trata de un saber operativo. El control supone una planificación y ésta, a su vez, un orden justificado en función de unos criterios determinados. Para planificar la enseñanza, la pedagogía asume los valores de la sociedad como criterios de orden, esta asumsión se expresa en orientaciones prescriptivas básicas del proceso de formación que suelen denominarse modelos pedagógicos. Por principio, el modelo pedagógico involucra un ethos (Mockus, et al., 1995, pp. 49-62). A partir del modelo, la pedagogía prescribe lo que debe ser el proceso de formación: cosas como la división de sus fases en el tiempo, la duración de cada fase, los
contenidos y la organización de éstos, los criterios de control del proceso, etc. La sociedad moderna (Romero, 1987, pp. 88-96) se hizo una imagen del hombre como individuo dotado de razón y autonomía; y, por esto, no hay modelo pedagógico, en la sociedad contemporánea, que no pretenda la realización del valor de la autonomía.
Conocer al que aprende y conocer lo aprendido son las condiciones del acto de instrucción, de
estos conocimientos se deriva la prescripción didáctica. La didáctica es especial porque es didáctica de determinado conocimiento; la didáctica es un saber sobre cómo enseñar tal conocimiento. Lo que se enseña es un objeto y por las cualidades de este objeto constituye su forma el sujeto. No puede pensarse con coherencia que las reglas de la estrategia de instrucción no dependen del objeto o materia enseñado, pues esto implicaría suponer que los conocimientos son todos iguales en el momento de su enseñanza, lo cual implicaría, a su vez, suponer que son todos iguales en su estructura intrínseca de constitución. Si la
enseñanza es una relación intersubjetiva mediada por un conocimiento, éste, para ser mediador de la relación y darle su identidad, debe condicionar, en algún sentido, la relación de enseñanza, y este condicionamiento se hace patente en la forma que asuma la estrategia de instrucción, pues lo que se enseña es un objeto.
Fuente: http://www.rieoei.org/deloslectores/1362Carvajal.pdf

No hay comentarios:

Publicar un comentario